Fernando Pérez
Magíster en Estudios de la Imagen
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Es de pocas palabras y muchas películas, documentales, guiones y montajes que la hacen ser una de las cineastas más importantes del cine chileno del exilio. Aquí el académico del Departamento de Arte de la Universidad Alberto Hurtado, Fernando Pérez relata cómo la descubre junto a Bruno Cuneo, ambos editores del libro “Una mirada oblicua. El cine de Valeria Sarmiento”, publicado por Ediciones UAH.
Esta es la historia de dos amigos apasionados en estudiar la obra del cineasta Raúl Ruiz que en los noventa tenía un aura de leyenda por lo difícil que era acceder a sus películas. Dedican años a este oficio. Uno es doctor en filosofía con mención en estética y teoría del arte por la U. de Chile y actual director del Archivo Ruiz-Sarmiento, Bruno Cuneo y el segundo es doctor en literatura comparada de la Universidad de Nueva York y director del Departamento de Arte de la Universidad Alberto Hurtado, Fernando Pérez. Ambos son destacados investigadores nacionales que han escrito papers, libros, ensayos, críticas y son profesores en la temática y en el lenguaje de su filmografía.
En este devenir, la dupla sufrió un giro en el objeto de estudio. Ocurrió que el Instituto de Arte de la P. Universidad Católica de Valparaíso fundó el Archivo Ruiz-Sarmiento y al revisar el material disponible descubrieron como un tesoro la tremenda obra de la cineasta Valeria Sarmiento que, hasta ese entonces, era más bien desconocida.
¿Quién es ella? Para los que estudian cine saben que sus es una de las fundamentales en la producción audiovisual del exilio y que fue la compañera de Raúl Ruiz. Pero, para quienes no pertenecen a ese mundo, su nombre y sus películas no suenan mucho.
Valeria Sarmiento es porteña y estudió filosofía y cine en la Universidad de Chile sede Valparaíso en 1968, el año que se abrió esa carrera. Su trabajo como realizadora la hizo en el extranjero y son documentales, películas y series de televisión grabadas en Francia, Portugal y también en Chile. “Un hombre cuando es hombre” (1982) es una de las conocidas y es una sátira al macho latinoamericano, su primer largometraje de ficción, Mi boda contigo, trató la temática de historias de Corín Tellado. Y así existen otros títulos y de seguro vendrán muchos más porque sigue trabajando.
El año 2018 Bruno Cuneo y Fernando Pérez la entrevistaron en Puerto de Ideas y Cuneo en la conferencia partió diciendo que existía “un desfase” en reconocerla como una de las cineastas latinoamericanas más importantes del siglo XX. “Ha realizado 23 películas entre largos de ficción y documentales”, señaló.
De ahí los académicos iniciaron un viaje en analizar su obra y organizaron coloquios en la Universidad Alberto Hurtado, vieron sus películas, convocaron a periodistas y a investigadores, buscaron fotografías suyas, leyeron sus discursos y surgió la idea de hacer un libro que se escribió entre el estallido social y la pandemia. Así nace “Una mirada Oblicua. El cine de Valeria Sarmiento” de Ediciones Universidad Alberto Hurtado dedicado íntegramente a su legado. “Tanto a Bruno como mí nos pasó que una vez que se inauguró el archivo Ruiz-Sarmiento comenzamos a valorar su trabajo no como una colaboradora de Raúl Ruiz ni como su esposa, sino como una cineasta autónoma muy interesante”, dice el investigador de la UAH. En esta entrevista Fernando Pérez cuenta cómo siendo mujer pudo hacer cine en la época de los ‘70 y los ‘80, qué lugar ocupa en la producción del cine del exilio y por qué su obra hace click en un momento como el actual y no antes.
-El prólogo dice que Valeria Sarmiento tiene un reconocimiento tardío pero unánime. ¿A su juicio esto ocurrió porque es mujer, porque fue esposa de Raúl Ruiz o por el género audiovisual que desarrolló que es el documental?–
-El reconocimiento tardío fue una mezcla de todos los factores, ella tiene un perfil muy bajo, no se ocupó de hacer ruido en torno a su obra y en varios momentos le jugó en contra ser mujer tanto en Europa como en Chile y optó por hacer una obra que es menor en cantidad a la de Raúl Ruiz, pero mi impresión es que trabajó muy a gusto colaborando con él en el montaje de las películas. De hecho, la gran mayoría de sus montajes los hizo ella, muchas veces escribió los guiones y sí, claramente, creo que el reconocimiento a Raúl Ruiz fue enorme y universal y eso la opacó.
-Pero a Ruiz le faltó generosidad en decir en sus múltiples entrevistas el rol que jugó ella en su trabajo –
-La verdad es que no he visto que ella se queje de falta de generosidad, ella aparecía en los créditos, pero la figura de los montajistas en el cine es invisible.
– Cómo los editores en el periodismo –
– Claro, el cine tiene esta cosa colectiva y la industria tiende a decir quién es el director y casi siempre es hombre y el resto aparece muy en segundo plano. En el caso de Ruiz era parecido, no es que no reconociera a Sarmiento, sino que en el ámbito del cine el reconocimiento suele centrarse en los directores.
– ¿Cómo impacta el movimiento feminista en levantar el legado de mujeres silenciadas como ella? –
– El giro feminista de hoy se siente en todas las universidades desde la literatura, el arte y el cine y nos ha hecho preguntarnos cómo pasó que no nos dimos cuenta que había mujeres cineastas súper importantes. Los estudiantes están muy fascinados con este proceso y los investigadores también, es fascinante porque de hecho en mi caso trabajé mucho en la obra de Raúl Ruiz, pero uno no puede seguir con él porque los cánones se agotan. Creo que uno necesita refrescarse y Valeria es un caso muy claro, uno entra a su cine y dice: ¡Esto es otra cosa!
-En la entrevista que ustedes le hicieron en Puerto Ideas se escuchó a una Valeria parca: ¿Ella es así de pocas palabras? –
-Valeria es de las cineastas que hablan por la imagen, no le gusta decir mucho más, es muy aguda, muy bien formada, muy inteligente, tiene una memoria increíble (se acuerda de cada detalle de las películas de Ruiz), cuando dice algo es muy precisa, es muy trabajadora, siempre tiene proyectos, es muy amable y generosa y lo poco que dice vale harto. Yo he aprendido a no pedirle más porque el resto está en las películas.
– ¿Qué dijo del libro? –
-Se lo enviamos a París, lo leyó y dijo: “Me encantan estos ensayos porque dicen cosas que yo no diría de mí”. Ella deja que los otros la analicen y eso es bonito.
– ¿Cómo eligieron a las personas que escribieron de ella? –
-Tratamos de incluir a todos los que han trabajado su obra. No están todos, pero tratamos de que estuvieran quienes participaron en los coloquios que realizamos en la universidad.
– ¿Diría que es para especialistas o es una lectura para un público masivo? –
-Es un libro amigable, con muchas entradas no lo leería de comienzo a fin, empezaría por la entrevista para entender desde donde ella habla y luego me iría a lo que hizo Bruno con la filmografía comentada que es un trabajo precioso que está con las fechas y con comentarios de ella. La sección de fotos es para la gente más visual, aparece Valeria joven, recién casada en un Chile antes del exilio. Es como al revés, los comentarios que están al comienzo son para quienes se interesen en temas más específicos.
– ¿Por qué le pusieron como título Una mirada oblicua? –
-El título es de Macaren García, una de las autoras y Valeria lo menciona en una frase y la Maca hizo un ensayo sobre eso y le pedimos que nos regalara el título porque nos pareció genial. Nos gustó porque es una cineasta que aborda temas como el femicidio, el totalitarismo político en Cuba, la condición de la mujer, la política chilena, los secretos en Chile o el incesto no desde lo polémico si no que mira desde un ángulo específico que no es directo. Muchas veces muestra cosas que de a poco permiten que uno se forme una opinión, no dicta cátedra sino más bien mira con un ángulo particular y produce que uno piense diferente, por ahí va el título.
– ¿Esa mirada dirías es muy femenina? –
-Ella misma lo piensa así, en un campo donde los hombres se roban la película ella no compite por el lugar central, se pone a un ladito, piola y desde ahí dice: “voy a hacer algo súper agudo”. Cuando en los ‘60, ‘70 o incluso en los ‘80 optó por trabajar desde un lugar más bien marginal armó una mirada original, irónica y como es ella súper aguda. Tiene esa cosa de ubicarse en un lugar que le permitió hacer cine siendo mujer y encontró un método.
– También es representante de un cine del exilio: ¿Diría que hoy los chilenos tenemos más ganas e interés de valorar este material? –
-Totalmente. Yo creo que las películas tienen su tiempo y las películas de Valeria a mucha gente les hicieron sentido ahora. Una de las cosas que sucede en el país es que no terminamos de ver el cine del exilio. Sabemos que mucha gente trabajó fuera de Chile y es un proceso que es súper importante pero recién después de 30 años del retorno a la democracia estamos recuperando ese material, eso es muy fuerte. El cine de Valeria es parte de ese exilio y hay varias directoras mujeres súper importantes que también las estamos recuperando.
– ¿Qué aprendió en este proceso de trabajar con muchos autores? –
-El grupo de ensayistas fue muy amable y con una lógica de ayudarse, criticarse y eso es muy propio del momento actual en que uno no está compitiendo y diciendo esta es “mi investigación”. Fue un trabajo lento, de dos años y se hizo con mucha red de colaboración y eso es una cosa que el feminismo instaló. En mi caso escribí un texto a medias con Josefina de la Maza y me encantó, creo que es un método que podemos realizar en el mundo académico que a veces se pone bien individualista. Fue un libro muy amable en la edición y lo volvería a hacer con la misma gente.
Los ensayos de la publicación estuvieron a cargo de Macarena García, Paz López, Francisca García, Paula Dittborn, Héctor Oyarzún, Claudia Valdés, Elizabeth Ramírez, Mónica Ramón y Josefina de la Maza. El libro está a la venta en versión E-book y en la mayoría de las librerías nacionales.
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Fernando Pérez Villalón, Director del Departamento de Arte
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