Antonieta Vera Gajardo
Compartir esta publicación
Si la rabia social fuera una enfermedad, los primeros síntomas estarían registrados a fines de los ’90 con lo que el PNUD llamó “miedo al otro”. Luego se trataría el mal con remedios poco efectivos, para terminar estallando 27 años después, con fiebre y múltiples dolores. El libro “Malestar social y desigualdades en Chile”, publicado por el CISOC de la UAH, entrega una innovadora panorámica de razones que explican esta rabia.
El cuerpo del país se retuerce. ¿Por qué los chilenos salen a las calles? ¿Rechazan el modelo o los autoritarismos que no dejan avanzar en democracia? Estas preguntas surgen cuando las marchas son masivas en regiones y congregan un millón 300 mil chilenos en Santiago centro, exigiendo más derechos en temas tan diversos como educación, salud, previsión, sexual, vivienda, constitucional, medio ambiente, etc.
“Malestar social y desigualdades en Chile”, editado por la psicóloga y Doctora en Ciencia Política, Antonieta Vera Gajardo, es una recopilación del Centro de Investigaciones Socioculturales (CISOC) de la universidad. El texto reúne artículos de destacados humanistas como Octavio Avendaño, Carmen Silva, Andrea Riedemann, Francisca Ortiz, Luis Bahamondes y Herminia Gonzálvez que ubican en los años ’90 los primeros síntomas de la crisis de la ideología del progreso.
Para estos investigadores el malestar no necesariamente se manifiesta en relación a las transformaciones que se esperaron y no sucedieron, sino que a la inminencia de cambios que están por ocurrir. Esto último también muestra que no todos/as tienen el mismo derecho a expresar este sentir en el espacio público: existirían malestares más legítimos que otros en Chile.
Antonieta Vera relata que si bien en el CISOC hay dos grandes líneas de investigación -los fenómenos religiosos desde las Ciencias Sociales y las transformaciones de la familia-, frente a las movilizaciones de gran escala el equipo de este centro de investigadores no podía quedar indiferente.
De ahí el interés de esta recopilación por el amplio arco que abre la relación entre malestares y desigualdades sociales: entre la desafección y la vivificación de la política. El libro muestra así, un panorama amplio de esta crisis del lazo social, a partir de temas tan cotidianos como por qué un hombre no puede ser carga de una mujer o por qué ser pobre y maricón es una de las vivencias más duras en un país como el nuestro.
“La dictadura, según sostienen autores como el filósofo chileno Patricio Marchant, nunca cayó, lo que hubo fue una negociación pactada y eso tuvo un costo que pesa y tenemos que enfrentar hasta el día de hoy”, dice Vera.
Para la cientista política, las últimas protestas son de una heterogeneidad enorme que se explica porque los que salen a la calle son jóvenes que no tienen la herencia del consenso, y tampoco los miedos instalados de sus padres.
La estructura de la publicación, dirigida a todo público, se divide en tres partes: “Malestar político y desigual-dades socio-educacionales”, “Malestares frente al modelo familiar” y “Malestar en el campo religioso”. El Doctor en Ciencia Política de la Università degli Studi di Firenze, Octavio Avendaño por ejemplo, entrega la mirada macro política que se acompaña luego por otros artículos y testimonios de Patricia Guerrero o Carmen Silva, en torno a la desigualdad en la sala de clases o en el barrio. La segunda parte se explaya en las relaciones de género: la crisis de los cuidados, las transformaciones familiares a partir del aumento de la esperanza de vida y las disidencias frente al modelo familiar tradicional Y la tercera parte y final, aborda la crisis de las instituciones religiosas y las búsquedas de espiritualidad en un nuevo mercado religioso.
Este texto incluye entrevistas donde los ciudadanos le ponen nombre al malestar: “lo particular e irrepetible de las maneras propias de nombrar la experiencia y la injusticia, constituyen la corporeidad con la que trabajamos los cientistas sociales para intentar comprender e interpretar”, señala la editora.
Lo interesante es entender que esta crisis social se reproduce en los espacios más íntimos de los chilenos: en creencias tan arraigadas como que las mujeres son criaturas ligadas al espacio doméstico y lo masculino a la mantención económica familiar. “Todas esas cosas que están tan naturalizadas, el texto se encarga de presentarlo no como evidencia, sino como un acontecimiento y un problema político.
Los seres humanos somos incluidos y excluidos. No solamente la situación económica marca ciertos afuera y adentros, y son esas esas relaciones de poder heterogéneas las que quisimos analizar”, concluye Antonieta Vera.
Links UAH:
Centro de Investigaciones Socioculturales (CISOC)
Facultad de Ciencias Sociales
Postgrado UAH
Ediciones UAH
Contacto de prensa UAH
prensa@uahurtado.cl
+56 2 28897507
Otras publicaciones que te pueden interesar