Ignacio Eissmann
Doctor en Trabajo Social
Compartir esta publicación
Son más de 2 mil mujeres en Chile que no tienen casa, lo que se conoce como “sinhogarismo”. Durante la pandemia los casos han aumentado, el Estado no logra solucionar el problema y la posibilidad de tener una vivienda estable es muy baja. Las trayectorias de quienes viven esta realidad trata la investigación de Ignacio Eissmann, primer Doctor en Trabajo Social de Chile en conjunto con Boston College de la Universidad Alberto Hurtado.
¿Cuáles son los caminos hacia el “sinhogarismo” de las mujeres en nuestro país? Esta es la pregunta que respondió el primer titulado del Doctorado en Trabajo Social en Chile en conjunto con Boston College, Ignacio Eissmann en su defensa de tesis de grado doctoral en la UAH. Según cuenta, las mujeres en situación de calle suman más de 2 mil casos y es un tema oculto, muy poco estudiado y con casi nada de estadísticas. E incluso para él que ha trabajado por veinte años con población en situación de vulnerabilidad, nunca antes había puesto el foco en profundizar en estas experiencias.
Ignacio Eissmann es co-fundador de la Corporación Moviliza, ONG que nació en el 2006 para trabajar con personas sin hogar o en situación de calle. “Me di cuenta que llevaba décadas trabajando con personas en situación de calle y nunca me había preguntado qué tenían en particular las y los riesgos que sufren las mujeres”, señala.
Como contexto, influyó el movimiento feminista y, a modo más personal, su biografía está marcada por crecer en un mundo masculino y hoy es padre de una niña y un niño: “Crecí en una casa donde éramos más hombres, estudié en un colegio de hombres machistas y tener una hija también influyó en volcar mi investigación en el estudio de las mujeres desde sus experiencias y perspectivas”, comenta.
“Son chilenas de todas las edades”
-¿Quiénes son y por qué quedan sin hogar?-
– Son chilenas de todas las edades, principalmente entre 30 y 50 años que presentan episodios como separaciones familiares y desde ahí sufren abandonos que se mantienen durante la infancia hasta la vida adulta. Algunas pueden haber estado en el Sename con imposibilidad de irse a otro lugar y otras pueden haber tenido que convivir con parejas muy violentas. El punto en común es que no han podido contar con una vivienda estable para comenzar a solucionar sus situaciones, sino que ha sido un problema más, que agrava otros.
-¿Cómo accediste a estos casos?-
-Tuve el apoyo de Corporación Moviliza que me ayudó a invitar a cuatro mujeres que vivían en sus residencias en las comunas de Providencia y en Las Condes. Hay que entender que son personas que siempre les han pedido llenar formularios y en muchos casos, esos procesos pueden ser maltratadores en la forma en que se les pregunta sobre sus vidas. Para evitar eso, les pedí a los coordinadores/as que me ayudaran a elegir casos asegurando que conversar conmigo no abriera temas que generan crisis emocionales o que las afectara negativamente. Y respetando esos filtros, me junté con ellas, les expliqué de qué se trataba mi investigación. Importante fue darles tiempo para leer el consentimiento informado y que si no querían participar tenían la libertad de no hacerlo.
Como investigador no acepté respuestas inmediatas, sino que les di el tiempo para que lo pensaran, quise esperar a que me dijeran que no. Cuando aceptaron tuve dos entrevistas con cada una, en la primera me conversaron de sus historias de vida abiertamente, y luego dibujé una línea de tiempo que me dio una estructura más clara para la segunda sesión y para lo que quería estudiar. También dejé un espacio abierto para temas nuevos que pudieran salir.
“Una pelea entre hombres es bien distinta a una agresión sexual contra una mujer”.
-¿Qué te contaron de sus orígenes?-
-Son todas mujeres con orígenes distintos: una era de Santiago, otra vino del norte e incluso pasó por Italia y otras llegaron muy chicas del sur a vivir a la capital.
-¿Qué hace diferente vivir en la calle siendo mujer?-
– Pensando en la calle misma las prácticas cotidianas son súper similares para los hombres y para las mujeres, por ejemplo los lugares donde duermen son los mismos, pero los riesgos son muy distintos. Una pelea entre hombres es bien distinta a una agresión sexual contra una mujer. La necesidad de buscar protección también puede llevar a situaciones de intercambio desfavorables, el hombre tiende a irse a la calle o a un albergue y no pasa por tantas situaciones intermedias. Las mujeres en cambio, circulan por varias alternativas de viviendas antes, piden ayuda a amigos y a familiares, arriendan piezas y cuando han agotado todas las posibilidades terminan en la calle con un nivel de daño y desgaste mayor.
Una mujer que sufre situaciones traumáticas puede tener patologías no tratadas y son muchas veces rechazadas por los albergues y otros dispositivos, porque dicen que son casos muy complicados y que no tienen cómo trabajar con ellas.
“Son mujeres cuyos padres o madres tampoco tuvieron una vivienda estable”
-Una persona que nace en un país como Chile tiene una red natural de apoyo: ¿Cuándo y en qué condiciones esta red desaparece?-
– En muchas situaciones las historias cuentan que son mujeres cuyos padres o madres tampoco tuvieron una vivienda estable, que varios miembros de la familia han debido pasar por el Sename y que nunca han tenido un piso de protección. Desde los programas, en muchos casos tampoco se respetan los ciclos vitales o necesidades de las personas, por ejemplo, en el desarrollo de la vida lo esperable es que una persona de 18 años inicie un tránsito hacia la adultez pasando por la universidad en algunos casos, consiguiendo un trabajo incipiente o buscando una pareja. Tomando el testimonio de las personas que salen del Sename a la misma edad, inmediatamente se les exige que sean adultos/as responsables, y muchos/as no tienen resuelto dónde dormir.
Hay algunos casos en que la idea de que tenían una red de apoyo que se rompió es falsa, porque algunas mujeres nunca tuvieron una red de apoyo y el Estado tampoco se hizo cargo.
“No quise profundizar en el tema de la maternidad porque hay mucha estigmatización”
-¿Qué fue lo más complejo del trabajo de campo?-
– Un tema que no quise profundizar fue el tema de la maternidad porque hay mucha estigmatización y carga machista: si eres madre y no vives con tu hijo eso tiene un juicio de valor muy fuerte sobre la mujer que es muy injusto. En varios casos la crianza estaba derivada en otros, y como investigador traté de pensar en cómo trabajar estos temas correctamente, y finalmente decidí no profundizarlos.
-¿Cuál dirías tú es el hallazgo más importante de tu estudio?-
-Que la situación de calle de las mujeres es un proceso de inestabilidad residencial permanente, que analíticamente se puede separar por quiebres en las historias de vida, pero no son situaciones temporales ni aisladas, sino que son continuos, y en consecuencia la protección y prevención debe ser continua con un trabajo especializado en reparación.
Durante la pandemia, por ejemplo, aumentó la violencia intrafamiliar y todavía no se asocia al aumento de situaciones de mujeres en la calle, yo creo que el próximo año esta realidad va a explotar con un mayor número de mujeres desprotegidas y habrá que hacerse cargo.
“Hay una cifra negra que no manejamos”
– Según tu diagnóstico la situación de Chile es comparable con el resto de los países del Continente-
-En materia de programas sociales, Chile lleva la delantera en América Latina y estamos avanzado, pero a nivel de estadísticas tenemos muy pocos datos, no hay información censal desde el 2011 y es un problema para los/as investigadores/as. Lo que sabemos es que son más de 2 mil mujeres que han ingresado al registro social de hogares, al menos hasta el 2019 y que hay una cifra negra que no manejamos. Hay mujeres que ya no están en la calle, pero tampoco sabemos qué pasó con ellas.
“El gran problema es qué hace Chile con sus doctores”
-Eres el primer egresado del programa de Doctorado en Trabajo Social de la UAH y en Chile: ¿Cuál es tu postura frente a las autoridades que apoyan la idea de quitar los fondos para las becas que han permitido estudios superiores en el extranjero?-
– El problema de los doctorados no es dónde se realicen porque cada programa tiene su plus: hacerlo en el país es más accesible y hacerlo en Inglaterra permite una experiencia de globalizarse que es muy importante.
El gran problema es qué hace Chile con sus doctores porque existe una gran cantidad de profesionales muy bien formados que no tienen trabajo y la inversión no se capitaliza. Otro problema es cómo haces que el producto de las investigaciones se traspase a políticas sociales o a políticas de cultura, para mí ese es el gran problema.
-¿Qué viene para ti ahora después del Doctorado?-
-Continuar mi colaboración con Corporación Moviliza donde soy parte del directorio y seguir con esta tesis involucrando otros lugares de América Latina. Me encantaría hacerlo en Montevideo porque me he topado con investigadores/as que están haciendo el mismo trabajo allá, sería muy bueno comparar territorios Santiago con Buenos Aires o ciudades puertos como por ejemplo, Valparaíso con San Antonio y Montevideo.
El departamento de Trabajo Social de la UAH dicta desde el 2015 el Doctorado en Trabajo Social, el primero del país con doble titulación con Boston College, una de las instituciones académicas más importantes y prestigiosas de Estados Unidos.
Links UAH:
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Trabajo Social
Postgrado Área de Ciencias Sociales
Postgrado UAH
Ediciones UAH
Contacto de prensa UAH
prensa@uahurtado.cl
+56 2 28897507—
Otras publicaciones que te pueden interesar