¿La ciudadanía está preparada para reaccionar adecuadamente ante un incendio forestal? Esta fue la pregunta que llevó al equipo de la Universidad Alberto Hurtado, la Universidad Austral, CONAF y SENAPRED, junto a los municipios de Valdivia y Paillaco, a desarrollar y trasferir una aplicación móvil, abierta a personas de todo el país. Se trata de una iniciativa que combina ciencia ciudadana, tecnología predictiva y educación para empoderar a las comunidades en la prevención y gestión de incendios forestales.
En un periodo de dos años se llevó a cabo un proceso de desarrollo colaborativo para identificar los principales elementos que deberían ser considerados tanto en el diseño como en el modelo de uso de esta aplicación móvil, contemplando que el principal propósito era sistematizar la captura de las percepciones sociales acerca de la gestión de incendios forestales para poder caracterizar los diferentes territorios.
Actualmente, la aplicación se encuentra en proceso de transferencia a CONAF con el propósito de que sea integrada en sus programas de educación territorial, marcando un hito en la vinculación entre tecnología, territorio y ciudadanía.
A continuación, el académico de la Facultad de Ingeniería UAH, Cristian Olivares-Rodríguez, detalla el proceso de desarrollo de esta innovadora herramienta de educación hacia una cultura de prevención.
—¿De qué trata el proyecto y cuánto tiempo lleva en desarrollo?
El objetivo del proyecto es desarrollar una aplicación tecnológica que fomente la prevención de incendios forestales mediante la participación ciudadana. En octubre de 2023 se cerró un proceso de coproducción tecnológica que involucró a comunidades, expertos, municipios y entidades técnicas. Durante este tiempo, trabajamos junto a colegas de diversas disciplinas de la Universidad Austral de Chile para diseñar y evaluar la herramienta, la cual ahora está disponible en las principales plataformas de iOS y Android.
—¿Cómo se aplica esta herramienta y quiénes pueden usarla?
La aplicación está abierta al público en general, en cualquier parte del mundo. No obstante, desde el inicio se diseñó para ser transferida a la Corporación Nacional Forestal (CONAF), específicamente en la región de Los Ríos, aunque es adaptable para cualquier usuario. CONAF ha mostrado interés por integrarla en sus programas formativos como “Comunidad preparada” o “Escuelas preparadas”, los cuales forman a las personas en actividades de prevención y cuidado del entorno frente a incendios forestales.
—¿Cómo la aplicación aborda las diferencias territoriales?
Cada territorio tiene condiciones particulares respecto de los incendios forestales: tipos de vegetación, patrones climáticos, usos de suelo y, sobre todo, aspectos culturales asociados con el uso del fuego. La aplicación permite a las comunidades identificar las características de su entorno y comprender las dinámicas del fuego. A través de ciencia ciudadana se recopilan datos específicos respecto de estas diferencias, permitiendo a CONAF focalizar sus capacitaciones y estrategias de gestión territorial.
—¿Cuáles han sido los hallazgos más relevantes durante el desarrollo?
Un descubrimiento clave es que la aplicación no solo recolecta datos, sino que también actúa como una herramienta educativa. Las personas usuarias han mostrado cambios de comportamiento respecto de aquellas que solo acceden a información a través de los canales tradicionales. La aplicación está diseñada mediante un conjunto de actividades organizadas en trayectorias que guían hacia la evaluación de sus percepciones respecto de cuatro dimensiones esenciales en la gestión de incendios forestales: prevención, mitigación, respuesta y recuperación.
—¿Cómo se distribuye la aplicación y qué estrategias de difusión se consideran?
Por ahora estamos en la etapa de transferencia tecnológica. La responsabilidad de la difusión recaerá, principalmente, en CONAF, que buscará integrarla en sus planes formativos. Esto incluye su promoción en comunidades y escuelas, lo cual es clave para su adopción masiva y, con ello, a una mejor caracterización de las diferencias de percepción en los distintos territorios.
—¿Cómo funciona la aplicación en términos prácticos?
La herramienta está diseñada para que las personas usuarias sigan una trayectoria interactiva. Comienza con un tutorial básico que muestra el uso y los conceptos básicos. Luego se avanza a través de “ligas” que simulan escenarios con diferentes niveles de combustión, desde una plantación forestal hasta un bosque nativo, lo que ha sido validado con expertos y codiseñado con las comunidades. Asimismo, la aplicación ha incorporado una funcionalidad de observatorio territorial accesible a quienes alcanzan la liga “Bosque Nativo”, destacando que este atributo nace de las preocupaciones manifestadas por las distintas organizaciones comunitarias.
—¿Qué metodología se aplicó en el desarrollo y evaluación de la herramienta?
El enfoque fue de investigación aplicada, con un diseño experimental que incluyó pre-tests y pos-tests para medir cambios en percepciones y actitudes ante los incendios forestales. Para esto se desarrolló un instrumento específico para evaluar la efectividad de la aplicación, ya que no existía uno adecuado en Chile. Este proceso colaborativo con comunidades locales permitió afinar la tecnología según sus necesidades reales.
—¿Cómo fue el trabajo con las comunidades?
Realizamos grupos focales y conversatorios iterativos, donde analizamos cualitativamente las necesidades locales y ajustamos la aplicación en consecuencia. Este trabajo fue crucial para garantizar que la herramienta respondiera a los contextos específicos de cada comunidad.
—¿Qué sigue para el futuro del proyecto?
El siguiente paso es buscar financiamiento para expandir las funcionalidades de la aplicación y desarrollar nuevos proyectos basados en las necesidades identificadas. Además, estamos indagando acerca de los procesos de producción de tecnologías territoriales para la gestión de incendios forestales y cómo podrían adaptarse para empoderar a la ciudadanía en el uso efectivo de estas herramientas.
El objetivo final es que la ciudadanía no solo acceda a información sobre incendios, sino que la utilice para tomar decisiones informadas sobre cómo protegerse y gestionar sus acciones en función de su relación con el entorno socio-ambiental. Este enfoque de desarrollo tiene el potencial de transformar la manera en que enfrentamos el riesgo de incendios forestales.