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La paz luego de una migración infantil

Andrea Riedemann Compartir esta publicación ¿Qué le pasa a una niña que crece en Alemania y retorna  a Chile a los diez años? ¿Qué barreras debe enfrentar para insertarse en su  tierra natal totalmente nueva para ella, pero no para sus padres? Esto le pasó a la Socióloga Andrea Riedemann, investigadora del Programa Interdisciplinario de […]

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Andrea Riedemann

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¿Qué le pasa a una niña que crece en Alemania y retorna  a Chile a los diez años? ¿Qué barreras debe enfrentar para insertarse en su  tierra natal totalmente nueva para ella, pero no para sus padres? Esto le pasó a la Socióloga Andrea Riedemann, investigadora del Programa Interdisciplinario de Migración (PRIEM) de la Universidad Alberto Hurtado. Parte de su historia es clave para explorar de adulta cómo se integra a los alumnos inmigrantes.

La socióloga Andrea Riedemann regresó al país luego de una década de crecer en la sociedad alemana, donde dejó parte de su vida, amigos y compañeros de colegio. “A esa edad nadie te pregunta si quieres irte del país”, confiesa. Al ser niña inmigrante de regreso a su país natal, su propósito como profesional fue obtener herramientas académicas para elaborar su experiencia de llegar a una cultura tan diferente y explorar en el  montón de temas asociados a la migración.

Como Socióloga de la Pontificia Universidad Católica, Máster en Educación Intercultural, Doctora en Ciencias Históricas y Culturales de la Universidad Libre de Berlín y actual postdoctorante de la Universidad Alberto Hurtado su última investigación es un Fondecyt titulado “Inmigración y diversidad cultural en los establecimientos educativos chilenos” que trata de las maneras en que las comunidades educativas enfrentan el desafío de un alumnado crecientemente diverso. Tema que es prioritario en un país como Chile que, en una década, duplicó su población de inmigrantes.

Parte de su estudio indica que el sistema educativo nacional, por no tener lineamientos de política para inmigrantes, resulta ser inorgánico y en su mayoría los profesores improvisan en el trato con la multiculturalidad. Frente a esta realidad qué le pasa a un niño haitiano, colombiano o republicano en una sala de clases. Quién debe hacer el puente para que su incorporación sea en paz. “Trabajando con ellos el tema de migrar y las experiencias de racismo asociados son procesos muy delicados. Cuando se llega a un país distinto, es verdad que uno tiene que poner de su parte, pero la educación de calidad es un derecho que implica que los colegios pongan atención a las diferencias y que no sean sólo los alumnos quienes deben adaptarse a nosotros, el proceso es algo mutuo”, sostiene Riedemann.

En el análisis preliminar de su investigación que ya fue entregado, adelanta aspectos que llaman la atención por ejemplo, que existe una vulnerabilidad diferente con los grupos de inmigrantes afrodescendientes en especial los haitianos porque no hablan español.

Parte de las respuestas de los profesores en los focos group se encuentran  respuestas como: “Soy jefe de un tercero medio, donde hay un haitiano […] yo me doy cuenta de que no entiende, pero por congraciarse, por no ser una dificultad dentro del curso, dice que sí. Yo veo que si sigue en este tipo de trabajo el joven, va a repetir, no está preparado…”  Otro testimonio de un profesor dice: “Estamos engañando a los alumnos (haitianos). No debieran pasar a 3º medio, no entienden la materia. Eso sucede en muchos colegios, pero somos parte del engaño. Les vendemos estas especialidades y cuando les digan fuerza, batería, no van a saber. Es culpa nuestra, aunque el sistema nos hace hacerlo”.

Otro punto a tratar es la discriminación por ser negro en una sociedad de mestizos. ¿Es tan así? “Sí, para los jóvenes es un tema fuerte. En un minicuestionario apareció la experiencia de racismo y claramente los profesores no tienen herramientas para enfrentar estos conflictos”, comenta la investigadora.

-¿Es la escuela el lugar donde debería estar resuelta la diversidad cultural?

-La escuela es un espacio privilegiado, todos vamos a la escuela, es el espacio donde se aprenden las primeras prácticas de convivencia y resolución de conflictos y tengo mucha fe en el sistema educativo, porque si no se aprende ahí, no sé dónde”, concluye.

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