Si imaginamos por un momento una escuela pública sin profesores de matemática o lenguaje. ¿Qué pasaría? Sería un escándalo. Los padres de seguro lo exigirían como parte de la formación básica y fundamental para sus hijos. Lo mismo debería suceder con la educación artística. Así lo explica el investigador de la Universidad Pública de Navarra Imanol Aguirre, que ha estudiado las diversas metodologías de la educación estética y del arte visual en los colegios.
De visita en la Universidad Alberto Hurtado, le preguntamos ¿Qué hace diferente a un alumno que recibe una formación de arte de otro que no tiene esa oportunidad? “En principio tiene acceso a todo un mundo de representación que no es el lenguaje hablado ni escrito que no es de la matemática ni de la ciencia, es una manera diferente de enfrentarse al mundo”, explica.
Según Aguirre, uno de los mitos que carga la formación artística es que por el mero contacto con el arte se hacen mejores personas, eso no es así. “De hecho en la historia han habido grandes dictadores amantes del arte, lo que sí lo hace diferente es una determinada manera de relacionarse con el arte”.
¿Qué se está haciendo mal en las salas de clases cuándo se enseña educación artística?
Tengo mucho respeto del trabajo docente ya que todo el mundo trabaja en condiciones que seguramente no son las que quisiera. En algunos casos me molesta que a veces amparándose en una supuesta creatividad innata del niño algunos alumnos quedan abandonados a su suerte y la escuela les niega la posibilidad de tener contacto con este mundo de la representación. Y me molesta porque hay lugares que tienen solo la escuela como el único lugar donde pueden tener contacto con determinadas formas culturales.
¿Qué implica que una persona se quede fuera del conocimiento estético?
Detrás de eso hay consecuencias políticas que no se pueden mejorar. Trabajar con las artes en educación significa adoptar determinados posicionamientos sociales y políticos. Me parece que ese es el problema fundamental de la pedagogía, hay que entender que las artes son una forma de conocimiento, de acercarse a un patrimonio, hay que incluir contenidos e informaciones como cualquier otra disciplina académica. En Chile me he encontrado con tipos de iniciativas que me parecen que responden muy bien a una manera de entender la educación artística como la que yo defiendo. Pero desde un punto de vista institucional como política educativa y cultural global no interesa demasiado a los posicionamientos políticos que mandan en este mundo.
¿Cuál es la amenaza?
Enseñar arte es formar sujetos críticos y eso siempre es una amenaza, cuando una persona es consciente y sensible y se da cuenta del lugar que ocupa en el mundo y si no está de acuerdo con ello, pues aparecen situaciones de ruptura y de disenso. Y en este momento no interesa tener ese tipo de ciudadanos.
¿En ese sentido debería ser un derecho?
El acceso a la cultura de las personas es un derecho, porque no es otra cosa distinta a una manera de entender el mundo. El ser humano cuando se encuentra en la soledad ante el infinito que es todo lo que le rodea, desde la comprensión de eso busca maneras de explicarse y una de las maneras de explicarse a sí mismo son las artes, que no es tener un cuadro en casa, o poder ir a un museo o el derecho de pintar un cuadro: es el derecho a poder conectar con toda una genealogía de saberes y conocimientos que nos modelan y nos han modelado como seres humanos. Por eso también cualquier modelo educativo no sirve.
El académico explica que si bien en Europa ha aumentado el acceso a los libros de arte y hay largas filas para entrar a los museos no se sabe si esa participación está siendo una tarea de construcción de ciudadanía crítica o simplemente una especie de simulacro de participación en la vida de la alta cultura. “Como visitante se espera que digamos qué bonito lo que este museo tiene y me compro la postal, el poster y el libro, pero qué ha dejado en mí la muestra. Ahí aparece la educación como elemento de intermediación”.
¿En qué lugar está el reto educativo?
En la relación del profesorado con el estudiante es ese espacio íntimo donde no entra ningún ministro ni programa ni currículum, ahí hay mucho que hacer y ese es el reto. Ir a la escuela es prácticamente la vida, los niños pasan mucho tiempo en esos lugares por eso es tan importante, todo pasa en el aula.
Imanol Aguirre