Leonardo Piña
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¿Por qué no vemos a las personas que viven en la calle? ¿En algún momento pensamos en la riqueza de sus vidas? Estas preguntas se las hizo el antropólogo Leonardo Piña de la Universidad Alberto Hurtado, en una profunda investigación Fondecyt que lleva como título “Pupilas Vacías o el acto de observar puertas adentro de la calle”. Aquí el ejercicio es mirar hasta empatizar.
El antropólogo Leonardo Piña, académico del Departamento de Antropología de la Universidad Alberto Hurtado, quien desde el año ’98 puso su foco en las formas de vivir, entender y comprender a la población que vive en la calle, explica que aguzar la vista y pensar en la riqueza de la vida social y la diversidad de las personas que viven en la calle, es parte del desafío que se ha propuesto.
Así comenzó su ruta disciplinaria de entender, como él dice, las “vagabundancias” de este grupo, que es preguntarse qué tienen para ofrecer, cuáles son sus valías, porque es gente que logra ocupar un lugar de la ciudad no pensado para ser habitado, y sin embargo lo ocupan, y hay que ser bien astuto e inteligente para poder hacerlo y ellos lo hacen. “Esto no significa que uno quiera defender la inequidad social que la calle muchas veces representa, pero sí defender la necesidad de una mirada más justa, diversa y compleja, porque la calle no solamente es sinónimo únicamente de carencia y de infelicidad, y al revés, el domicilio tampoco es sinónimo únicamente de abundancia y de felicidad”, argumenta el académico.
La investigación Fondecyt que lleva como título “Pupilas Vacías o el acto de observar puertas adentro de la calle”, que se adjudicó en 2014, tiene como objetivo representar de la manera más justa posible la situación de calle y eso para el profesor se logra sólo abandonando la perspectiva habitual con que se piensa éste fenómeno y que denominada “domiliocentrismo” sería ese “etnocentrismo de la tribu asentada” de quienes viven bajo un techo. “Esta es una población expulsada, excluida materialmente hablando, que concita en sí muchas de las injusticias más gruesas de la vida social, pero también tiene muchas otras capacidades y es en la calle donde encuentran, en muchos casos, lo que no le brindaron en sus domicilios”.
-¿Según los testimonios que recogieron por qué estos hombres y mujeres llegaron a vivir en la calle?-
-Muchos de ellos fueron víctimas de violencia, perdieron la pega, vivienda y los afectos.
Esta investigación va en el segundo año y se concentra en Montevideo y Paysandú, en Uruguay, y en Arica y Santiago, en Chile. Según explica el profesor, se levantaron una serie de testimonios y se les entregó una cámara fotográfica a las personas entrevistadas para que ellos mismos fotografiaran su mundo y entregaran los registros. Las imágenes serán exhibidas en octubre en espacios como hospederías y galerías de arte y en la propia Universidad Alberto Hurtado, donde el público que asista será gente que vive en la calle y quienes no viven en la calle, de manera tal de suscitar un encuentro entre ambas poblaciones, y hacer un segundo levantamiento que es consultar a la gente qué piensa de lo que significa vivir en la calle. En Uruguay, en tanto, las fotografías serán exhibidas en marzo del 2017 en Paysandú, en el refugio La Heroica y Plaza Constitución, y en Montevideo, en la Galería de Arte del INJU y en el Centro Cultural Urbano que reúne población sin techo y vecinos del lugar, en una propuesta de integración muy interesante.
En Chile hace muy pocos años que se censa a gente en situación de calle, específicamente sólo a partir del año 2005 se hizo por primera vez un censo de esta población y se empezaron a generar políticas públicas. “Es un tema nuevo para este país y es muy probable que, a pesar de ello, en muy poco tiempo nos dejemos de preguntar por ellos porque este tema cada vez más tiene que ver con la criminalidad, con lo que se concibe como el mal uso de los espacios públicos. En Uruguay, por ejemplo, hay una serie de dispositivos legales que obligan e impiden el uso privado e íntimo de los espacios públicos por esta población y en Santiago ya hay muestras de lo que se ha llamado arquitectura defensiva, que impide que esta población se siente y duerma en los aleros de los techos y en los pórticos de los edificios.
-¿Se puede hablar de justicia cuando usted presenta el foco de esta investigación?-
-Sí, porque somos todos ciudadanos, con capacidades y derechos, y la justicia tiene que ver con los accesos y el derecho de disfrutar de la vida social y que la desigualdad muchas veces impide, y segundo porque también tiene que ver con la mirada justa, con no situar únicamente en la materialidad y su falta el punto de mira de las cosas. Esta no es una población que anda solamente sobreviviendo, tras un plato de comida por ejemplo, sino que es gente con mucha complejidad y dimensiones, no son menos y nosotros no somos más que ellos. Es de justicia, por lo tanto, apreciar en igualdad de condiciones a las personas que habitamos el mundo que, querámoslo o no, igualmente compartimos.
-¿Qué se va a poder ver en las fotografías?-
-Hay gran diversidad de objetos, temas, personas, situaciones. Lo nuevo, creo, es la pregunta al otro por lo que ellos mismos están observando, porque habitualmente hablamos de este tema sin que les preguntemos a ellos y eso, finalmente, funciona como un segundo circulo de exclusión.
-¿Qué tipo de cámaras fotográficas se ocuparon en esta investigación?-
-Son cámaras desechables que cuestan 6 mil pesos aproximadamente, de 27 tiros de cámara cada una, cubiertas a partir de fondos públicos (concurso Fondecyt de iniciación del año 2014). Del total de imágenes, se eligieron treinta fotos de gran tamaño además de un sinfín que expone la totalidad en un data show. Ellos mismos son los curadores de las imágenes.
-¿Cuánto nos falta en el continente para tener un nuevo trato con las personas en situación de calle?-
-Nos falta mucho. Celia Arbón, que es antropóloga del Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay y coinvestigadora nuestra, acaba de contarnos que antes de la Ley de Faltas que se promulgó el 2013 en su país, y que impide el uso privado de los espacios públicos, ya antes el Estado había llamado a desincentivar la relación con esta población no llevándole cafés ni proveyéndole abrigo, de forma de hacer poco llevadera la relación de vecindad entre alguien que vive en un domicilio y alguien que vive fuera de él. Con medidas como esas lo que hacemos es estar más lejos de esta población, precisamente lo contrario de lo que habría que hacer.
-¿Por qué le puso Pupilas Vacías a la investigación?-
-Se trata de una metáfora que apunta al hecho de que no vemos a esta población, de que vemos vacíamente, y la invitación es a preguntarnos: ¿Qué no estoy viendo aquí? ¿Por qué sigo viendo de la misma manera? y que se nos mueva el piso, porque que se nos mueva el piso no es malo. Por el contrario.
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