Oriana Bernasconi
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TECNOPOL, la investigación que busca saber cómo Chile registró la violación sistemática de los derechos humanos en dictadura, recibió el Newton Prize 2018. Aquí su directora Oriana Bernasconi, académica de la Universidad Alberto Hurtado, explica por qué el Reino Unido pone la defensa de los derechos humanos en el centro del debate global.
Oriana Bernasconi es académica del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado y dirige el equipo interdisciplinar de investigadores del proyecto “Tecnologías Políticas de la Memoria (1973-2013): Genealogía de los Dispositivos de Registro y Denuncia de las Violaciones a los Derechos Humanos por la Dictadura Militar en Chile”, que acaba de recibir el Premio especial del Jurado del Newton Prize 2018. Este galardón aporta £200.000 para ampliar la investigación sobre violaciones a los derechos humanos en América Latina.
El Newton Prize 2018 es un premio otorgado en Reino Unido a los proyectos de investigación conjunta entre académicos del Reino Unido y de los 15 países socios con economías emergentes. Las investigaciones financiadas abordan los objetivos de desarrollo sustentable definidos por la Unión Europea. Este año Chile se gradúa de esta lista de países socios y, por lo tanto, es la última vez que participa y se beneficia del fondo.
Oriana Bernasconi explica que la postulación se realizó en mayo bajo estrictas pautas que ampliaban el impacto de la investigación a nivel regional:
“La condición que puso el Newton Fund de proponer un proyecto con impacto regional nos jugó a favor, porque propusimos estudiar los modos de documentar la violencia política masiva en distintos contextos que se han dado en América Latina – desde terrorismo de estado a conflictos internos y narcotráfico. Lo que vamos a hacer es tomar los casos chileno, colombiano y mexicano, para ver cómo se ha documentado la desaparición forzada, sacar lecciones y poder informar a los organismos de derechos humanos, a grupos activistas, a las unidades de búsqueda, a los centros de documentación y a los familiares. La documentación de este crimen tiene un rol que jugar en el esclarecimiento de la verdad, la justicia y la construcción de la memoria de las naciones involucradas”.
Durante el desarrollo de la investigación en la Universidad Alberto Hurtado, Bernasconi ha explicado que el cómo se documentó la represión en nuestro país es único y emblemático porque se hizo simultáneamente a las violaciones a través de diversos organismos que de la sociedad civil que produjeron información con una semántica y una narrativa que hoy, a ojos de los investigadores, sigue guiando a jueces para esclarecer que pasó con los chilenos desaparecidos.
“El caso de Chile es extraordinario porque se registró la violación a los derechos humanos mientras sucedía y se conservaron esos registros. Pero, por otra parte, esa información no se ha reunido en una base de datos integrada. Esos esfuerzos se hicieron en las comisiones de verdad, pero los datos no están disponibles, menos los de la Comisión Valech cuya información tiene un embargo por cincuenta años. En consecuencia, los jueces cuando investigan deben comprobar cada vez que existió algo que se llamaba Villa Grimaldi y eso hace que los juicios sean muy lentos y durante el proceso los testigos mueran y no se esclarezca la verdad. Este proyecto quiere contribuir a pensar estos temas”, explica.
-¿Cómo piensa trabajar casos de violación a los derechos humanos en países con experiencias tan distintas como son Colombia y México?-
– Cuando Colombia empezó a registrar, el Estado iba a los diferentes territorios a ayudar a rescatar y poner en valor los archivos privados de las familias. Ellos tienen tecnología y expertos que registran con sistemas de información disponibles y lo hacen como parte del proceso de acuerdos de paz. Tienen además una unidad estatal de búsqueda de desaparecidos que es única en la región. En el caso de México la situación es muy distinta, participan muchos actores porque los crímenes son disgregados, pero sistemáticos en el tiempo, entonces queremos saber cómo se ha registrado este crimen en este caso .. Intelectualmente va a ser muy interesante conocer y comparar las experiencias, los recursos y el rol que tiene la documentación de la violación de los derechos humanos en las distintas sociedades. También conocer cuán reconocidos son estos crímenes como un asunto social y de interés común o bien si son considerados sólo como un tema de las víctimas o de comunidades particulares. Eso para mí es súper importante.
-Cómo investigadora: -¿Cómo cree usted que la academia debe leer este premio que pone en el centro el tema no resuelto de la violación a los derechos humanos?-
-Este premio viene de Europa, asociado a las metas de desarrollo sustentable que son 16 metas de las naciones. Nuestro proyecto aborda la meta de la paz . Si no hay paz no hay desarrollo económico y social posible, y si hay conflictos, tampoco hay seguridad ni innovación ni desarrollo. Con Tecnopol estudiamos la documentación del pasado, pero hay que tener en cuenta que los crímenes no están resueltos. De los más de mil casos de detenidos desaparecidos en dictadura, hay 900 que todavía no se sabe dónde están. Lo que hemos aprendido en la recepción académica de la investigación, es que se entiende que este es un tema contemporáneo porque violencia política masiva existe siempre en la humanidad, y esta cosa tan pedestre que es documentar puede terminar siendo una forma de resistencia pacífica a la violencia. Y, luego, cuando el conflicto se acaba puede servir para generar un espacio pedagógico, poder explicarles y enseñarles a tus hijos que esto no puede ser no más. A nivel internacional todos los ciudadanos tienen derecho a saber lo que pasó con sus familiares desaparecidos, en América Latina tenemos derecho a saber nuestra historia. El proyecto tiene de pasado y de futuro y así como lo propusimos, trabajando en este diálogo, siento que genera un aporte global.
-¿En algún minuto pensó que se iba a ganar el Newton Prize?-
-Llenar el formulario para la postulación fue muy riguroso, pero jamás pensé que lo íbamos a ganar. ¡Jamás! Que este proyecto sea reconocido como de mayor impacto global se debe a que es un tema que realmente es aplicable a todo el mundo, porque lamentablemente nadie está exento de violencia, provocada por distintas fuentes.
-¿Y pensando lo que ha pasado en Chile este año donde hemos visto que surgen posturas negacionistas de lo que ocurrió en dictadura se suma a la urgencia de apoyar este tipo de investigaciones?-
-La ola de negacionismo que estamos viviendo nos demuestra que esta batalla de la memoria tiene reveses. Por lo tanto, estos ejercicios intelectuales y sociales ayudan a reconstruir lo sucedido y eso es súper importante. A este proyecto lo premiaron por varias razones, una de ellas es la forma de trabajo que instituimos en Tecnopol – su cultura si quieres- que es científica, de alto estándar, pero en contacto con la sociedad civil. Escuchamos a las organizaciones, revisamos archivos, estuvimos en la calle, hicimos más de 30 actividades abiertas en la Universidad, creamos y expusimos una obra de arte que habla de este mismo tema en otro registro y con un tremendo impacto No fue una investigación cerrada entre pares o de laboratorio; fue un proceso muy abierto a la ciudadanía. Creo que eso también lo premiaron porque fuimos capaces de demostrar que esto se sustentaba en redes nacionales e internacionales y esa forma de trabajar da confianza.
El equipo de investigadores de Tecnopol está conformado por Elizabeth Lira (Decana de la Facultad de Psicología UAH, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2017), Hugo Rojas (PhD Oxford, Profesor de Sociología del Derecho UAH), Marcela Ruiz (PhD Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Directora del Departamento de Lengua y Literatura UAH), Ana María Risco (PhD Universidad de Chile, Profesora del Departamento de Arte UAH), Jaime Hernández (PhD Newcastle, Director del Departamento de Estética de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia), Jefferson Jaramillo (PhD FLACSO, Director del Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia), Marisol López (PhD New School for Social Research, Coordinadora de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana de México) y María Cristina Gómez (PhD Universidad Complutense de Madrid, Profesora de Historia en la Universidad Iberoamericana de México) y la Doctora Vikki Bell (Directora del Departamento de Sociología, de Goldsmiths College, Universidad de Londres). De esta manera, académicos de tres universidades jesuitas latinoamericanas, pertenecientes a la red AUSJAL, trabajarán cooperativamente con académicos ingleses en la ejecución del proyecto.
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